NUNCA PERTENECERÍA A UN CLUB QUE ADMITIERA A ALGUIEN COMO YO.

dimecres, 20 de juny del 2012


Hay momentos de calma, tras el miedo escénico, en los que todo parece desaparecer sin que nadie lo perciba. Molécula a molécula se van destruyendo los objetos que te rodean. Parece que todos los seres humanos se desvanecen...

Es entonces cuando disfrutas de unos troncos ardiendo o de unas olas rompiendo con toda su fuerza contra una costa, a la que parece nunca vencerán.

Todo va más lento, como si tu estado de ánimo manejara los tiempos del Universo. Y es entonces cuando crees que ya todo es inamovible, que nada conseguirá hacerte levantar... o caer.

Son todo sensaciones, no existen entonces las realidades. Ni siquiera importa ya un nombre, una familia, o una historia. Sólo hay espacio para uno o dos (los que dicen que para tres o más mienten).

Y no hay escenas, ni llamadas, ni reconciliaciones, solo una doble ración de realidad...