Sentado, entre verano y otoño, al final de los 27, con mal estado crónico y aburrido. Como en una especia de caída continua.
Gracias a mucha música pasan 8 y 10 horas de trabajo y sin querer pasa el 10 y llega el 11 (y con él el 28).
Y al final veo que los cálculos y fórmulas funcionan de vez en cuando. Las matemáticas son para los colegiales, en la vida hay suerte y providencia, que marcan el hoy y el mañana, tu camino y el mio.
Quizás volveremos a encontrarnos y entonces decidiré si lo mio fue cuestión de suerte o providencia... lo tuyo siempre fue cuestión de suerte.