NUNCA PERTENECERÍA A UN CLUB QUE ADMITIERA A ALGUIEN COMO YO.

dimecres, 18 de maig del 2011

Triste mundo.


Ya no puedo viajar en caballo y ser explorador. Recorrer 90 millas y que me parezca un mundo. Disparar a piles rojas, o a soldados americanos, y esperar que la fortuna me sonría en la siguiente persecución. Coger una biblia y casarme, garantizando el matrimonio con la sola firma de un reverendo en sus páginas.

Tampoco puedo pagar una ronda de mal Bourbon o Wiskey Escocés (el sueldo no lo permite). Las puertas ahora se cierran, ya no son de Saloon, y dentro el honor se queda en un guarda ropa barato.

Esto es lo que hemos deconstruido en tan solo 200 años. Hemos hecho de las vidas de los demás algo programado y estático, por su puesto poco estéticas.

Ahora sabemos que el universo es muy grande, y uno ya no se muere de una mala gripe. Ahora se muere de soledad aplastante, de suicidios laborales y de accidentes de coche sin disparos ni carreras.

Que pena no creer en la reencarnación, pues no puedo recordar (solo imaginar) que fui enterrado al lado de Clamity Jane.


1 comentari:

  1. Chapó por esta entrada.

    Creo que en alguna tarde de vuelta a casa he llegado a la misma conclusión...

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