Espacio y despacio.

Necesito que me dejes en paz, en mi espacio reducido pero irreductible, para que pueda morir dejando atrás la mala conciencia.

Salto, salto, salto y vuelvo a saltar. Como queja infantil, rabieta incontrolada, con consecuencias de torta universal.

Veo como se mueve todo a mi alrededor y las velocidades están alteradas. Todo el mundo anda a cámara lenta, por la calle principal de una ciudad cuyo nombre me oprime el cerebro.

De repente el movimiento de tu falda rompe la tétrica armonía de las estructuras verticales. Son tantos los movimientos que realizas que me mareo y al final despierto entre sudores, con ganas de vomitar.

Me siento violado espacialmente. Has entrado en ese mundo onírico, prohibido para el resto de la humanidad, y lo has hecho sin ni siquiera lanzar una pequeña señal.

Y ahora quiero saber como expulsarte de ahí, para recuperar la dignidad extirpada, y así poder cerrar las puertas con llaves eternas.