Ayer me senté en una vieja silla de madera en un oscuro patio interior.
Vi verdes bosques a la orilla de un mar enfurecido. Y entre las olas apareció un gran leopardo albino, que no sabía si devorarme o sentarse plácidamente a mi lado.
Finalmente se acomodó al lado de mi gacela famélica, que estaba triste porqué el agua del mar no consigue saciar su sed.
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