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No me suelen gustar las masificaciones festivas , las tradiciones que se vacían de sentido y se llenan de consumismo. Sms's del 25 que llegan el 24, del 1 que llegan el 31. Pero hay que reconocer que la Navidad me llega a conmover... Cada año la convivo de forma distinta, sin embargo los recuerdos son simpre parecidos... nadie es capaz de explicarlo.

Este año ha sido curioso. Empecé con emociones, 2 besos aquí y allá, uvas y cava (...celebración familiar en toda regla).

De repente todo muy rápido. Emociones de anunciada montaña rusa, ahora sí, ahora no, ahora sin dudarlo, ahora no sé, ahora quizás, y luego un "por supuesto..." infinito, y al final (como siempre al final).... un silencioso adiós.

Algunos meses, dinero para alquiler y agua, luz y agua, "señora" y agua... fue demasiada agua a pagar. Quizás lo mejor... horas de música, también distancias. Algunos errores subsanados, nuevas sensaciones, conferencia episcopal, un alcalde buscando un tesoro y antena 3 un día de julio. Todo sin rumbo ni destino.

De repente silencio, nervios, y mucha tranquilidad. La necesaria para tener ideas segovianas y encontrar nuevas sensaciones que no recordaba.

Flores y pétalos, nueva gente, y de nuevo confianza. Tiempo hacía que no tenía. Como siempre todo bien rodeado de amigos, del norte, del sur y del centro (también de otros sitios, simpre de otros sitios hay alguien).

Gente que te quiere, muchas veces sin más razón que ser quién eres... da vértigo pensarlo... egoísmo el que a veces tengo, que no me deja ver más allá de mis miedos y sombras.

Entonces cambios, un millón de ellos. Menos música, menos distancia, menos agua y más sonrisas hogareñas. Cuatro o cinco agobios catalanes y por supuesto algunos lloros en lúgubres madrugas, latidos que me hacen vivir.

Claramente con más sombras que luces avanzo, sabiendo que lo importante al final ha sido: 365x10 experiencias más; impulsos; sufrimientos; desengaños (otra vez se rompe sin motivo); cicatrices que se abren; fantasmas; pasados soñados y felizmente perdidos; futuros felizmente soñados y posiblemente perdidos; cáncer; cine bueno (poco pero sincero); cine malo (...); nuevos libro; antiguos libros.

Y en diciembre vuelvo tranquilamente a casa... ese debe ser uno de mis secretos. Un hogar al que con mucho cariño le han comprado un vestido nuevo. Pero al fin y al cabo sigue siendo mi hogar. Es un lugar secreto para el resto de la humanidad. Todas las tarjetas amarillas, rojas y moradas, se convierten en tonterías. Puedo traer todos mis miedos, temblores, timideces, y muchas tonterías. Entonces entiendo mis maneras de sentir... las veo reflejadas, y también educadas y controladas en Ella. Y maneras de actuar y reflexionar... él lo ha aprendido bien.

Al fin y al cabo 2010 por delante. Con algún temor y con muchas ganas de ir aprendiendo, pero seguir siendo quién soy.