Bendito café de los lunes, despedida del fin de semana que agoniza. Sabe a bendita semana de otoño.
Me retuerzo por la calle al observar esas estructuras que casi oprimen mi alma , feas por naturaleza, monstruos matutinos. Al atardecer se encenderán, mostrando una imagen radicalmente distinta, significando ignorancia para la inmensa mayoría de la gente que las ve y se alegra... si supieran lo que significan temblarían conmigo.
Y así van pasando los días otoñales, que al nacer van muriendo. Días grises, fríos, y tristes, que me alegran el alma... extrañas contradicciones que van moldeando mi vida...
Morriña curiosa la que a veces siento, mientras se acercan las fiestas navideñas.
Y así voy avanzando, con un silencio demasiado ruidoso, incapaz ni siquiera de susurrártelo al oído, falto de palabras.
Y tomo el último sorbo mientras voy llegando a la mesa, donde sigue el maldito excell abierto pidiéndome que lo complete.
Bendito café de los lunes... aunque me lo he tomado un miércoles.
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